Bien, vamos a ver, ¿qué opinaríais si viérais un “libro sin nombre” y cuyo autor fuera “Anónimo”?. Lo ojeáis y en su subtítulo dice “novela (probablemente)”, os advierte que es peligroso leerlo y con cierta guasa, no desprovista de ironía, nos indica que escribir toda la lista de libros escritos por ese tal “Anónimo”, sería tan larga que no vale la pena ponerla. Y además donde pone “Fin”, añade un “tal vez...” Desde luego todo eso no hace más que despertar mi curiosidad y, a pesar de las advertencias de la contraportada, me decido a leerlo.
Antes de nada voy a presentarlo: “El libro sin nombre”, autor “Anónimo” de Ediciones B. Con estos antecedentes, como comprenderéis, la trama tampoco es fácil de explicar. En un lugar y tiempo indeterminado pero que bien podría ser la frontera de EE.UU. y México, y en época actual, han robado una piedra azul del templo de los monjes de Hubla, situado en la isla frente a la costa de la ciudad de Santa Mondenga. Son unos monjes tipo budista, expertos en kárate. Coincide el caso con una serie de asesinatos muy sangrientos en la ciudad. Miles Jensen investigador de lo paranormal es enviado allí porque son asesinatos fuera de lo común. Pero el inspector Somers sigue obsesionado con el asesino llamado Kid Bourbon que hace cinco años organizó una terrible matanza por esas mismas fechas. Lo que sucede es que cada cinco años Santa Mondenga tiene un eclipse total de sol, cosa extrañísima y única en el mundo. Piensan que todo está relacionado. Dante y Kacey, una parejita que quiere su oportunidad en la vida, roba a los monjes enviados a recuperar el Ojo de la Luna y sin quererlo ni sospecharlo, se ven entre cazarrecompensas sin escrúpulos, asesinos a sueldo con corazón, con Santino el mayor gangster de la ciudad, con circunstancias que les sobrepasan. Toda esta selecta sociedad se reúnen en el bar Tapioca, regido por Sánchez y es donde acude también una joven amnésica, Jessica, peligrosamente imbatible. Los detectives llegan a un punto de unión entre los asesinados: un misterioso libro sin nombre ni autor, pues todos ellos lo han leído y han acabado muertos. Encadenándose la investigación de los asesinatos con el eclipse solar tenemos una trepidante acción que nos lleva al inesperado y tremendo final. Bueno, tal vez no sea el final, quién sabe.
En esta novela hay tal multitud de personajes que casi es una novela coral donde todos tienen su acción y su importancia. Del barman del Tapioca, Sánchez, no sabemos si es un pobre hombre agobiado por las circunstancias, otro perdedor en una ciudad infame o bien un aprovechado que especula con todo y con todos para poder sacar tajada por cualquier lado. Empieza como simple dueño del bar y su protagonismo va en aumento.
El entrañable asesino a sueldo, el Rey, Elvis, que vestido como tal, todos quieren y respetan por su profesionalidad y pundonor en realizar el trabajo, a pesar de sus métodos un poco extremados. Su descripción está muy bien lograda: te imaginar perfectamente al Rey, con su cadencioso caminar.
Dos monjes de Hubla, Kyle y Peto, que no conocen mundo, son los encargados de recuperar el Ojo de la Luna. Son atracados y timados pero en clara evolución, no tardan en adaptarse a las costumbres, no todas buenas, que ofrece la ciudad. Sus acciones no corrompen la pureza de su corazón y, en última instancia, será su inocencia quién los redima.
Dante y Kacey son la parejita de jóvenes novios que quieren mejorar su vida como sea: por medio del robo y el engaño. Ven su gran oportunidad cuando llega a sus manos el Ojo de la Luna. Pero desconocen las consecuencias de su poder y trampeando entre asesinos y gansters, nos llegan a caer simpáticos tanto por la inconsciencia que presentan ante los hechos como por su habilidad al escabullirse de los líos.
Los detectives Miles Jense y Archibald Somers se nos presentan como los únicos preocupados por lo sucedido. Jensen es un investigador de lo paranormal enviado precisamente a una ciudad que no existe para nada ni para nadie pero en la que los criminales campan a sus anchas y se cree que puedan existir otro tipo de seres. Hace buenas migas con Somers, obsesionado por encontrar a un tal Kid Bourbon, autor de las matanzas y al que cree autor también de los últimos asesinatos. Su investigación se desarrolla por las zonas peores de la ciudad, en los peores tugurios que es donde se establecen los criminales.
En cuanto a ese asesino en serie, Kid Bourbon, nadie le conoce, nadie sabe nada de él, ha desaparecido por cinco años pero ha vuelto con el eclipse y eso presagia nuevos males.
De los otros personajes, digamos secundarios, Rodeo Rex se nos presenta como el machote salvador iluminado por el Señor que quiere solucionar todo problema que pueda originar el eclipse. Porque es el eclipse lo que hace surgir lo peor de cada uno. Y la conjunción del Ojo de la Luna y el eclipse puede dar el poder a ciertos seres que ya abundan en la ciudad. Y a todo esto, el libro misterioso, nos explica y conduce al pasado para entender a los personajes y el por qué de una ciudad como Santa Mondenga.
La novela tiene muchos guiños cinematográficos. No sólo las conversaciones de los detectives, con sus diferentes opiniones sobre películas de director, los buenos actores y las películas de zombis, también en la ambientación y descripción de los bares, muy película negra de los cuarenta, la comisaría de Santa Mondenga como la de “Canción triste de Hill Street”, o la vestimenta de ciertos matones que me recuerda a “Matrix”. El bar Tapioca bien podría situarse en “Abierto hasta el amanecer” con sus tipos excéntricos y raros, por muy clientes habituales que sean. Se nombran directamente películas como “Easy Rider” cuando aparece Rodeo Rex con su Harley que además tiene una mano de acero como Luke Skywalker. Para el eclipse se organiza el Festival Lunar donde en una carpa se practica el boxeo en una pelea sin reglas, a puño, como en “El club de la lucha”. Los disfraces para el Festival, todos son personajes de cine y además lo indican: Batman como Micheal Keaton, Robin como en la serie de los sesenta, los Cobra Kai de “Karate Kid” o Terminator. La música del móvil es “Superman” y expresiones como “acabas de alegrarme el día”, redondean esta alusión al cine.
Podréis ir viendo a lo largo del relato como Quentin Tarantino estaría orgulloso de dirigir su adaptación al cine. Con una naturalidad y lógica aplastante, las matanzas se suceden de continuo, como consecuencia lógica del carácter y circunstancia de la ciudad. Con su lenguaje llano, directo y desenfadado, los diálogos se suceden, la acción no descansa. Tampoco falta cierto humor negro y una sutil ironía muy refrescante tras la sangre derramada.
Tenemos ante nosotros una novela apasionante, desmesurada, de intriga y novela negra. Es también un thriller y una novela de fantasía moderna, con asesinatos y matones, gente con corazón y llenos de valentía, perdedores y de poco espíritu. Pero todos ellos conforman una novela sumamente sugestiva y llena de acción con todos los elementos que nos hacen disfrutar de su lectura.
Espero que esta novela, o lo que sea, os guste porque Santa Mondenga no duerme. Saludos y hasta pronto.
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