lunes, enero 17, 2011

CRÍTICA: SONS OF ANARCHY de Kurt Sutter

Apunto de estrenarse en nuestro país la tercera temporada de Sons of Anarchy (está previsto hoy lunes 17 enero en Fox Crime), serie emitida en los USA por la cadena de cable FX Networks y creada por Kurt Sutter (casado con la protagonista principal, Katey Sagal, también aparece como actor en la serie [Otto], así como es conocido por ser productor, director, guionista y actor en The Shield), he visto conveniente el escribir este pequeño artículo de una de las series de televisión que más me han gustado en estas últimas temporadas, que aquí pudimos ver, como ya hemos apuntado anteriormente, en el canal Fox Crime y que volvieron de nuevo a emitirse las dos primeras temporadas el pasado verano.

Sons of Anarchy (Hijos de la Anarquía) es un club de moteros que tiene su sede central en la ciudad de Charming, una pequeña comunidad ficticia que tiene su ubicación en el norte de California, estado ideal para poder sacar jugo y juego a las diferentes bandas que dan fuerza y protagonismo a la serie (Sons, Mayans, Niners, Triad, Arians... incluso el IRA Auténtico). Los Hijos se dedican al tráfico de armas desde su tapadera en un taller de reparación de vehículos, además de ofrecer protección y seguridad tácita a todos los habitantes de esta población frente a las diferentes bandas que antes hemos mencionado, a pesar de estar siempre enfrentados con una parte de la policía local, aunque cuentan con la ayuda incondicional y personal del mismísimo jefe de policía Wayne Unser (Dayton Callie).

La serie gira en torno a tres protagonistas principales, los cuales llevan el peso principal de la historia y entorno a ellos se mueven el resto de los protagonistas, cada uno de ellos con su peso específico en esta opereta de duros moteros semidelincuentes que, sin su participación, este relato de ficción contemporánea no tendría sentido y ni pies ni cabeza.

Del primero que me gustaría hablar es de Jackson “Jax” Teller (Charlie Hunnam), el joven protagonista, verdadero motor de la serie, que a su alrededor va evolucionando y cogiendo consistencia Sons of Anarchy. Hijo de uno de los nueve fundadores de SAMCRO (Sons Of Anarchy Motorcycle Club Redwood Original), John Thomas Teller, ahora es el vicepresidente de los Hijos, el cual, y a través del diario personal que dejó como testamento su padre para su hijo, es la sabia nueva que intentará cambiar el rumbo erróneo hacia donde se encaminan los Hijos, previendo un futuro incierto y negro que desembocará en la más que probable destrucción y desaparición del club. De carácter reflexivo y conciliador, tiene que mediar en las contínuas disputas y dudas de los miembros del club, eligiéndose en bastantes ocasiones en el verdadero líder del club y capaz de hacer reflexionar al resto de los componentes y seguirlo hasta el final gracias al buen juicio y sentido común de sus ideas y propuestas, a pesar de que de vez en cuando surge el hijo díscolo, visceral e incluso violento del que tanto huye y que no quiere que sea el ejemplo de futuro para los Hijos.

Otro papel de importancia es el que tiene, a mi entender, uno de los “monstruos” del séptimo arte (y nunca mejor dicho) interpretando el papel del presidente del club, Clarence “Clay” Morrow, uno de los nueve fundadores del club: Ron Perlman. Un papel de “tipo duro” que le va que ni pintado, ofreciendo al espectador el contrapunto perfecto de Jax: veteranía frente a la inexperiencia, irracionalidad en muchos aspectos frente a racionalidad, contrario a los cambios frente a evolución y visión de futuro… dos personajes predestinados a encontrarse y enfrentarse en más de una ocasión, con puntos de vista diferentes, pero con hechuras de líder también, que provocan que el resto de los miembros del club se planteen siempre dudas a que opción de mando seguir. Desde luego si había que buscar un actor que diera la talla y se metamorfoseara a las mil maravillas en el papel de jefe carismático de un club de moteros en una serie de temática motera contando el día a día de sus miembros y con su indispensable dosis de acción y aventuras, y muchos, muchos tiros y peleas, Ron Perlman sería siempre el actor elegido que encajaría a la perfección en el personaje.

La tercera en discordia es la matriarca del clan, Gemma Teller (Katey Sagal), madre de Jax Teller y esposa de Clay Morrow, una vez se convirtió en viuda del padre de Jax. Con un carácter de los de corta y rasga, Gemma se las ve y las desea para mantener siempre el orden entre los chicos díscolos del club así como ser la cabeza visible de las parejas de estos, y como añadido intentando como buenamente pueda dejar intacta la línea finísima y tensa que separa a su hijo Jax y a su marido Clay, intentando mantener, cueste lo que cueste, la unidad del club y la convivencia entre todos ellos.

El resto de protagonistas conforman un reparto coral que sabe perfectamente reflejar el ambiente motero de los amos de la carretera montados en sus Harleys, así como el papel determinante que tienen los policías en el desarrollo de la serie. Destacan el papel del resto de los miembros del club, teniendo papeles más o menos importantes según requiera el guión para cada uno de los 23 capítulos que conforman las dos temporadas: uno de los primeros fundadores, Piermont “Piney” Winston (William Lucking), Bobby “Elvis” Munson (Mark Boone Jr.), Alex “Tig” Trager (Kim Coates), Harry “Opie” Winston (Ryan Hurst), Filip “Chibs” Telford (Tommy Flanagan), Jean Carlos “Juice” Ortiz (Theo Rossi) y Kip “Medio Huevo” Epps (Johnny Lewis).

Sons of Anarchy es una serie enmarcada, como ya hemos dicho, dentro del género de moteros, pero no enmarcada en lo que podríamos calificar en una típica road movie, sino que realmente es el día a día de los habitantes de una pequeña comunidad del oeste de los EE.UU en donde los que cortan el bacalao en ella son los integrantes de este club de moteros. Por lo tanto podríamos encuadrarla en ese tipo de serie en las que ocurren ciertos hechos y acontecimientos en una pequeña población estadounidense, donde a falta de un único protagonista, existe una multitud de ellos, que son los habitantes del lugar, viéndose involucrados cada uno de ellos, a su manera, es la trama que nos quieren contar y, ya puestos, definir y observar las diferentes relaciones que se producen entre ellos, marcando por ello múltiples personalidades y caracteres, teniendo a la postre ese punto de misterio con su dosis de acción necesaria para mantener en vilo y el interés del espectador y, capítulo a capítulo, intentar discernir hacia donde se encaminan los acontecimientos.

Mi opinión hasta ahora de la serie es que mantiene un hilo argumental in crescendo e interesante para este tipo de series que son de continuidad capítulo tras capítulo, es decir que toda la temporada mantiene una unidad coral, siendo necesario por tanto seguir cada capítulo en su orden correlativo para no perder el hilo (al contrario de las series procedimentales con capítulos arquetipos), siendo este tipo de producciones serializadas ideales y perfectas para definir perfectamente a cada uno de sus protagonistas, alargar y tratar detenidamente la trama argumental que se ha creado, consiguiendo con ello que la riqueza de contenido de la misma sea ecuánime y justo y necesario a la historia planteada. El riesgo de este tipo de producciones para la televisión es el de ir perdiendo intensidad a medida que pasan las temporadas y se intenta “estirar el chicle” en demasía y más cuando el producto funciona desde un principio. De momento esto no ha ocurrido, a mi entender, con las dos primeras temporadas y, a falta de ver cómo transcurre esta tercera temporada que está a punto de estrenarse aquí, el final de la segunda dejó a todos con el aliento en la boca augurando una continuación con una prometedora trama para el comienzo de esta tercera.

Una serie que, en definitiva, nos ofrece una buena historia, un drama en toda regla con sus toques de humor negro e irónico que provocan la hilaridad en ciertos momentos, para desdramatizar en lo que se pueda los momentos duros que son la nota de este, podríamos arriesgarnos a calificar, slice of life en toda regla. La calidad de la serie está a la altura de cualquier producto proveniente de cadenas como HBO o AMC, con uno actores creíbles que hacen unos “papelones” perfectos a la altura que les exige un guión como éste de una historia como ésta. Que la serie mantendrá el nivel demostrado en esta tercera temporada que está a punto de estrenarse, el tiempo lo dirá, pero de momento hay que darle un pleno voto de confianza porque, sin ser una serie espectacular si de efectos especiales o grandes escenografías o localizaciones hablamos, ofrece una dramatización suficientemente real y creíble, con una muy buena historia perfectamente elucubrada, que engancha verdaderamente a la primera… a pesar de tener sus puntos oscuros y negros, acabamos identificarnos con sus protagonistas de tal manera (un logro acertadísimo de la serie) que provoca que todos queramos ser un Hijo más en el que la adrenalina siempre está presente a flor de piel.

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Un saludo cordial.

2 comentarios:

Ximo dijo...

Eduxavi, te estoy imaginando como un SOA, entrando en la libreria especializada, con la chupa de cuero y pedir el último Dolmen Especial BD. A ver quien te dice que no ha llegado o que se ha acabado, jeje.

Por cierto, Katey Segal acaba de ganar muy merecidamente el globo de oro por su papel protagonista en SOA.

EduXavi dijo...

Te puedo asegurar que si con ella alguien me iba a hacer caso por fin, no me quitaría mi chupa ni para dormir, vamos que sí...
Ya había leído lo del Globo de Oro a la Mejor Actriz... desde luego, cualquiera de los tres protagonistas principales de esta serie se lo merecería, incluso, es más, cualquiera de los secundarios de la misma.