lunes, septiembre 19, 2011

CRÍTICA: THE KILLING de Veena Sud

En el año 2007 hizo su aparición en la pantalla catódica una serie danesa llamada Forbrydelsen que, por su planteamiento y ambientación, no dejó indiferente a casi nadie. Fue tal su éxito durante sus siguientes años que rápidamente se plantearon hacer una adaptación al mercado televisivo americano. Ya desde un principio, la amplitud de miradas se convirtió en el santo y seña de esta serie danesa, trasladada al formato americano por la prestigiosa cadena americana de cable básico AMC. Hay que recordar que AMC ya había refrendado su gran momento, con series de las que ya hablamos en Trazos este último año como son: Breaking Bad, Mad Men, The Walking Dead o Rubicon.

Y qué mejor forma de asegurarse ese golpe de efecto tan necesario para su promoción que hacerlo a través de una impactante presententación/homenaje: ¿Quién mató a Rosie Larsen? Pese a esa potente frase de arranque que pondrá en mente de todos una mítica serie como es Twin Peaks (David Lynch/Mark Frost), hay que tener en cuenta que más allá de las pertinentes investigaciones necesarias, usadas de forma vehicular en el avance de la historia, rápidamente la húmeda y gélida The Killing -perfecto reflejo de la novela negra escandinava- se desmarcará de la extravagante serie de Lynch, pues en poco más coincide con ella. Y es que pese a esa coincidencia de arranque tan dramático -el cual va unido necesariamente a una respuesta emocional de familiares y amigos-, hay que diferenciar que en The Killing el peso principal recae sobre las espaldas del caso a resolver y de como responden los personajes influenciados por todo ello, tanto por sus acciones, como por sus emociones. Mientras que en la serie de Lynch, la solución al misterio -intriga que por supuesto ejerció gran atraccion sobre el espectador, no hay que negarlo- era en parte una escusa para desarrollar a todo el amplio elenco de personajes, de desarrollo muchas veces oblicuo al interés principal de su intrigante trama, tanto psicológicamente, como por lo que hacen, habiendo incluso a veces una cierta ambigüedad presente en muchos de ellos.

Ya desde un principio, lo primero que hay que tener en cuenta en The Killing/Forbrydelsen es que, a pesar de esa consciencia horizontal que se tiene de los acontecimientos acaecidos a consecuencia del asesinato de una adolescente, estos son abordados desde diferentes puntos de vista, surgiendo a tres bandas desde la verticalidad de la trama, para enriquecer su horizontalidad: la pareja de policías encargados de la investigación; el entorno familiar más directo junto a sus conocidos más cercanos; y, por último, sus posibles sospechosos. Todo ello acabará generando unos desarrollos narrativos que marcarán de principio a fin el ámbito de esta historia, persiguiendo a todos y cada uno de los personajes de este inquietante relato audiovisual, en busca de la resolución de unos acontecimientos, con tintes melodramáticos, de compleja solución.

Centrándonos en la versión americana trasladada a Seattle y sin profundizar demasiado, para no destripar absolutamente nada de esta intrigante historia estructurada en su primera temporada en 13 episodios/días, el eficaz uso que hace de una narrativa detallista y cuidada, usada junto a un ritmo pausado, sirve para profundizar ampliamente tanto en los hechos como en los personajes, simulando además para ello un tiempo real un tanto particular, dentro del ámbito estructural de la serie con el habitual uso de elipsis, junto a un hábil uso de los silencios. Curiosamente todos los episodios consecutivos acaban y empiezan durante la misma noche, normalmente lluviosa, reforzando perfectamente esa sensación continuista y realista de 24 horas por capitulo. Noches que están siempre muy presentes en todo momento, que junto a esa lluvia constante que parece salida de unos cielos cerrados, casi rasgados y de escasa luz en muchos momentos de la historia, consiguen ambientarla a la perfección. Todo esto consigue marcar una especie de seña de identidad sobre esta serie protagonizada principalmente por una pareja de policías encargados de la investigación: Sarah Linden y Stephen Holder. Ella es un investigadora a punto de trasladarse de Seatle hacia Sonoma (California), justo en el momento en que empieza toda la investigación. Siempre perseverante y obsesiva con su trabajo, desde un principio demuestra ser una gran observadora y se muestra particularmente ágil en su trabajo, aunque va un tanto perdida con su vida privada, usando el caso como ancla salvavidas para cambiar una dirección que parece que no quiere tomar de su vida, al parecer sin rumbo fijo que la convenza. Su compañero y sustituto se nos presentará un tanto despreocupado, sin tener al parecer una vida propia remarcable en la actualidad, aunque apuntando a un pasado turbio que seguro que puede dar algo de juego. Agresivo a la hora de interrogar y encontrar pistas, siendo a veces chulesco y malhablado, es bastante avispado demostrando ser capaz con sus métodos de conseguir ciertos resultados. Del resto del reparto y de su posible peso en esta historia, a parte del funcional trabajo que hacen los actores en general, destacando alguno en particular, poco más hay que añadir, sin desvelar ninguna posible pista de hacia donde puede ir el desenlace de esta intrigante historia y de sus distintas subtramas: las luchas políticas por llegar o mantener el poder, en relación directa con el idealismo político y su ética; los juegos de influencia con la prensa; o los conflictos típicos de la vida privada de algunos personajes son algunos ejemplos.

Avisaros, eso sí, del uso de cliffhangers en los finales de episodio y, como no, de la utilización de recursos argumentales tales como: respuestas que generan otras preguntas; situaciones que no son lo que parecen; junto con la aparición de pistas a cuentagotas que pueden llegar a acabar con la paciencia de más de uno (esa necesidad de ir acercándose hacia el culpable o, por lo menos, descartar algunos de los sospechosos más importantes). A veces, más que por lo que se cuenta en descripciones o diálogos, se hace muchas veces a través de subtextos, transmitiéndolo gracias a lo que está pasando alrededor o lo que está observando algún personaje. Lo cierto es que la serie no engaña en ningún momento con el estilo esperado: formato de continuará; avance muy pausado; personajes creíbles y realistas con las situaciones que tienen (ej: la necesidad de un tiempo para llorar la pérdida de un ser querido); la utilización de conflictos que pueden enriquecer o degenerar la trama principal; o la aparición de subtramas típicas en toda historia de continuará que se precie. En definitiva, recomendable para todo aquel ávido de detalles y realismo que, además, tenga la suficiente paciencia con el avance creíble de la resolución del caso, le guste o no como acabe por resolverse.

Algunos enlaces de interés:

2 comentarios:

Tiendas Muebles dijo...

Lo primero que se piensa al ver la versión americana (a diferencia de lo que ocurre con otros remakes) es que uno no se ha perdido nada por no haber visto la original, es decir, no se tiene la sensación de faltar algo.
Ambas son muy interesantes y comparten muchísimas cosas, aunque también son muchas sus diferencias. Y, curiosamente, hay personas con predilección por una o la otra, pero que no detestan o menosprecian la otra.
Si echamos un vistazo a las puntuaciones de filmaffinity o imdb, por ejemplo, veremos que vece la versión americana por unas décimas, superando ambas el 7 o el 7,5.
Yo particularmente me decanto por la danesa. Creo que la profundidad de los personajes es algo mayor en la europea y algo más creíble. Pero ambas son muy recomendables.

Chat dijo...

Una serie muy bien creada y con un gran casting, lo unico que no veo tan claro es el guion quizas nos encontramos con algunos resquicios de series anteriores del mismo tema.