viernes, septiembre 23, 2011

MIS PRIMEROS AUTORES DE BD (III): André-René Jolly 'Erik' (I)

Con la edad, los veranos se van llenando de nostalgia, sobre todo cuando terminan. Nos da por compararlos con esos otros que, de tan lejanos, ya nacen con una pátina de falsa felicidad que el paso del tiempo confiere al recuerdo de esos momentos vividos hace tanto que ahora se nos antojan mejores que los que vinieron después, aunque quizás -a veces con toda seguridad-, no lo fueron en absoluto.

Sin embargo, yo me recuerdo, en aquellos veranos que pasaba en una ciudad vacía, felizmente inmersa en las páginas de los dos libros de Horas Juveniles que acabaron formando parte intrínseca -y casi imprescindible me atrevería a decir- de las vacaciones veraniegas.



Si el Sr. Regúlez de Francis y El Capitán Tafia de Martial -de los que ya os he hablado en otra ocasión (aquí y aquí)- consiguieron hacernos escapar del aburrimiento, no menos importante fue el papel que jugó Erik en eso de entretenernos. En el repaso a los autores de BD que conocimos gracias a la aparición de alguno de sus trabajos en los dos tomos que recopilaban las revistas de Mensajero Juvenil, hoy le toca a este guionista y dibujante francés que llenó más páginas de Horas Juveniles que otros y que acabaría convirtiéndose con mucho en nuestro favorito. Fue él quien nos descubrió, a través de una historieta de ocho páginas y de sus dibujos a doble página, épocas de la historia que al principio nos eran desconocidas, pero que acabarían apasionándonos: La Prehistoria -la Edad de Piedra, como preferíamos llamarla- y la Edad Media.



La recreación de la Prehistoria ha despertado desde siempre una curiosidad especial entre los más jóvenes. Bien es cierto que los de los años 70 carecíamos de los conocimientos que sobre esta época tienen hoy en día los pequeños integrantes de nuestra familia y, aunque éramos acérrimos seguidores de Los Picapiedra, no habíamos visto tantas películas de animación sobre el apatosaurio Piecito y sus amigos de En busca del valle encantado ni disfrutado de la trilogía de La Edad del Hielo. Compartíamos su mismo interés por adentrarnos en ese mundo desconocido -más fruto de la imaginación y de la fantasía de los dibujantes que de la realidad, evidentemente- que, sin embargo, nos permitía ingenuamente saltar en el espacio y en el tiempo a una época llena de humor y situaciones disparatadas en la que todo era posible y compartir con sus protagonistas aquellas historias que, plasmadas en el papel, nos hablaban de “avances tecnológicos”, de máquinas prodigiosas y de una sociedad organizada como en la actualidad -como en la actualidad de los años sesenta, claro-.



El artífice de todo esto fue André-René Jolly (1912-1974), conocido por su seudónimo, Erik, si bien utilizó también otro en sus primeros años, el de Jérôme Erik. Erik fue un prolífico autor dotado de una gran imaginación a la hora de crear máquinas de complejos mecanismos y de una gran capacidad para “convencernos” con sus rocambolescas escenografías de ambientación “histórica”. Claro que, después de consultar diferentes páginas sobre la trayectoria de este autor francés, llamarle sólo prolífico sería quedarse corto: escribió guiones y dibujó gran número de historietas cortas, realizó ilustraciones llenas de detalles durante años e incluso se dedicó por un tiempo a la publicidad -después de la II Guerra Mundial-, haciendo trabajos para Kodak (“Clic et Clac à la chasse aux images”) o Chocolates Meunier.



Había iniciado su carrera profesional en los años 30, desarrollando su polifacética labor en publicaciones destinadas al público juvenil, algunas de ellas de tendencia católica. La gran aceptación que tuvo en este mercado le llevó a editar su propia revista en 1931, Oscar Bill, le Roi des détectives dans ses exploits extraordinaires, de la que, sin embargo, sólo llegarían a aparecer 26 números. Publicaría, antes y después de la II Guerra Mundial, en más de veinte revistas, colaborando incluso con publicaciones españolas, como la Editorial Proa y la Hispano Americana de Ediciones, S.A., con varias historias de la serie “Tajamontes, el caballero invencible” y “El profesor Magnus contra el Doctor Cicuta”.



Revistas francesas y belgas como “Benjamin”, “Gavroche”, “Grandes Aventures”, “Coq Hardi”, “O.K.”, “Youmbo Magazine”, “Âmes Vaillantes”, “Pierrot”, “Spirou”, “Lisette”, “Tintin”, “Sylvie”, “L'Intrépide” o “Record”, llevarían hasta los lectores los más diversos personajes creados por Erik, ya fuera con sus propios textos o con los de otros guionistas. Algunas de ellas cambiarían de nombre con el paso de los años, como “Vaillant”, que acabaría convertida en “Pif gadget”, o “Coeurs Vaillants” que tomaría el nombre de “J2 Jeunes” y posteriormente y hasta su desaparición, el de “Formule 1”; otras, como “Le Téméraire” son recordadas con rechazo por la ideología que se encargaron de transmitir.



Sus disparatadas historias estaban ambientadas en épocas de lo más diversas, mientras sus alocados protagonistas se dedicaban a los más inverosímiles menesteres: detectives (“Oscar Bill”, “Martin Gale, Détective Amateur”, “Papou Détective”, “Commissaire Picablo”, “Finette Détective”, “Babiol, Détective amateur”, “Méghalite, agent secret”), caballeros medievales (“Trancheroc, le chevalier invincible”, “Tartol de la Clanche le chevalier sans fortune” o “Crochemaille, le nerveux”), periodistas (“Pat Rac Reporter”, “Vrac Reporter”), pistoleros en el salvaje oeste (“Rif la Rafale”), soldados americanos en la II Guerra Mundial (“Jim, John y la Jeep”) o científicos locos en escenarios de ciencia ficción (“Le Professeur Globule contre le Dr. Virus”, “Aventures du docteur Fulminate et du professeur Vorax”, “Le professeur Tribacil contre Herr Doktor Klorat”). Sus personajes no sólo fueron creados para llenar las páginas de las revistas. Algunos de sus trabajos fueron editados en formato álbum -como las aventuras de “Rif la Rafale”, “Jim, John et la Jeep”, “Fringale et Badinet”, “Finette” o “Nique”-; otros fueron recopilados y reeditados más tarde, como “Les Machines Infernales d'Erik” por la Editorial Horus en 1980, y sendos volúmenes de aventuras de “Crochemaille” por Glènat en 2006 y en este mismo 2011, lo que ha permitido a más de un nostálgico de la BD recordar de nuevo la trayectoria profesional de Erik, trayectoria que desgraciadamente queda empañada por su participación en la revista colaboracionista “Le Téméraire”, una revista ilustrada para jóvenes de marcado carácter pronazi y antisemita publicada en Francia durante la ocupación -entre enero de 1943 y agosto de 1944- para la que creó las “Aventures du docteur Fulminate et du professeur Vorax”. Esta faceta de Erik ha vuelto a ponerse en evidencia con motivo de la exposición “Traits résistants”, una muestra de historietas realizadas desde 1944 por autores de BD sobre la resistencia francesa que ha podido verse en el Centro d'Histoire de la Résistance et la Déportation de Lyon hasta el pasado 18 de septiembre.




Nosotros, sin embargo, no podemos dejar de asociarlo a los buenos ratos pasados con los dibujos que vimos de niños publicados en la Colección Mensajero Juvenil, recopilando en sendos volúmenes de Horas Juveniles a finales de los sesenta los que ya habían aparecido con anterioridad en la revista juvenil francesa “Record”.

La historieta de ocho páginas a color de Erik llevaba por título "El caso del Mega-taxi" y estaba protagonizada por Megalito, el avispado agente secreto de la Edad de Piedra que vivía en Kuskulandia, capital de Kuskania. Con motivo de la celebración de una gran fiesta para conmemorar un nuevo aniversario de su subida al poder del Gran Fofol, los ciudadanos se afanan en la preparación de los regalos que ofrecerán durante el evento a su bien amado Jefe Supremo, elegido por el consejo de Karkamales: desde un jersey para las épocas de “glacialitis” a una herramienta tan útil como un hacha -de piedra, claro-, unos buenos embutidos de mamut, una monumental estatua -obra de Rodinox, el escultor oficial-, un nuevo sillón presidencial para la sala del gran consejo, un desfile militar de la guardia de honor con toda la parafernalia o, incluso, una moneda falsa entregada por un personaje tan actual hoy como entonces: el “Ministro de Restricciones Presupuestarias”.



Sin embargo, el regalo estrella será el nuevo proyecto del inventor nacional, el Sr. Tronquete: un mega-taxi, “el primer coche que anda solo” en lenguaje científico, una máquina a vapor que será la admiración de todos y, con toda seguridad, la envidia de sus rivales, de ahí la necesidad de mantenerlo en secreto hasta que esté terminado definitivamente y todos puedan apreciarlo en la fiesta en su justa valía. Megalito es el encargado de que el obsequio llegue a su destino en perfectas condiciones el día señalado. Montado sobre un “bombotorio” de carreras, su pequeño y veloz dinosaurio, llega hasta el taller rodeado de altos e infranqueables muros en el que trabaja del Sr. Tronquete para supervisar las medidas de seguridad: se trata de un prototipo tan valioso que se teme pueda ser robado.



No va desencaminado el joven agente secreto. El Ministro de las Fuerzas Armadas del país de los Trafikanos se ha interesado por ese regalo tan especial y ha movilizado a sus contactos para conseguirlo, buscando la colaboración de Ulka, el Jefe de los espías. Cuando Tronquete descubre que han robado su máquina acudirá a Megalito para que descubra el misterio. Todo apunta a que el invento ha caído en manos enemigas, pero... ¿cómo han conseguido sacar la máquina del taller? Megalito cruza el río Mojadín y se aventura en territorio hostil para recuperarla. Es cierto que consigue averiguar la manera tan ingeniosa que Ulka y sus secuaces utilizaron para robarla, pero sus esfuerzos para devolverla sana y salva a su creador serán nulos y, tal y como el científico Tronquete ha estado temiendo, el Gran Fofol se quedará sin su magnífico regalo en esa ocasión.

Megalito fue el primer detective privado que conocimos. Con un ingenio que le hacía salir “airoso” de las situaciones más comprometidas y para quien bien podría aplicarse la máxima de que el fin justifica los medios, Megalito fue uno de los últimos personajes creados por Erik en su dilatada carrera. Apareció protagonizando sus historietas en la revista Record, que publicaría las seis de la serie entre 1966 y 1970 (“L'affaire Bô-Takô”, “Mégalithe contre les Karkass”, “Mégalithe agent secret”, “Menace en mer”, “La catastrophe” y “L'inondation”).

Aunque sólo pudimos ver publicada una de sus historietas, en el nº 3 de la Colección Mensajero Juvenil, no fue ésta la única oportunidad que tuvimos de disfrutar con los dibujos de Erik, pero de eso os hablaremos en otra ocasión.

(Continuará...)

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