La sangre de las valkirias
Víctor Santos y Pere Pérez
Tapa dura, color
Editorial Planeta DeAgostini
PVP: 9,95 euros
Hacía ya bastante tiempo que no quedaba tan decepcionado con la lectura de un cómic. Un tebeo que ansiaba leer en cuanto vi que se anunciaba su publicación, tanto por su temática –una historia de vikingos- como por los autores, Víctor Santos y Pere Pérez, jóvenes sí, pero que ya han demostrado fehacientemente su talento.
En un lugar indeterminado del mundo escandinavo, asistimos a una razzia de un grupo de guerreros seguidores del panteón nórdico de los Odín y Thor contra un poblado en el que se ha abrazado una nueva religión: el cristianismo. Entre el botín se encuentra Dalla, casi una niña, que pasa a ser la nueva esposa del viejo Jarl, Harek, y por tanto se convierte en la joven madrastra de los cuatro hijos de éste. En su cautiverio conservará en secreto su religión, pero más allá de rezar en una improvisada iglesia, no seguirá preceptos cristianos como puedan ser hacer el bien o perdonar; la razón de su existencia será vengarse de los asesinos de su padre y amigos. Para ello utilizará su cuerpo como arma y sembrará la cizaña entre sus hijastros.
¿Un argumento original?, me temo que no, esta contienda religiosa ya la hemos presenciado hace pocos meses en otro cómic: “Siete misioneros”, y la lucha entre hermanos por heredar el terruño paterno se ha visto o leído también bastantes veces, por poner un ejemplo, el Rey Lear de William Shakespeare. Si Akira Kurasawa utilizó este argumento y obtuvo un resultado magistral con su película “Ran”, era totalmente legítimo intentarlo en un cómic, pero la sangre y el sexo ahogan en demasía la trama, pero lo más negativo es que tiene un desarrollo totalmente predecible.
La peor nota se la lleva la ambientación, y es que éste es uno de los aspectos que personalmente más valoro en una novela, film o cómic. Dicho esto, no desde un estudio histórico de lo que vemos en el cómic, porque, podrán volar los dragones, saltar las naves espaciales en el hiperespacio, hablar los animales o venir un mago a hacer hechizos con una varita, pero lo primero es conseguir un decorado adecuado, con un mínimo de verosimilitud, de coherencia, con una representación de una sociedad y su forma de vida, incluso con sus aromas -aunque esto ya es más difícil- y, si es el caso, con rigor histórico. A partir de ahí la historia me gustará más o menos, pero que tenga una buena base me resulta imprescindible.
Se podría pensar que los autores han pretendido huir de los tópicos y convencionalismos de los relatos de vikingos, evitando contar la “historia de siempre” y por ello no hay nada de cascos con cuernecitos –me parece perfecto y correcto históricamente-, pero tampoco nada de drakkars navegando por el mar o entrando en un fiordo de agrestes paredes y menos de los verdes bosques nórdicos –una estupenda oportunidad de lucimiento para un dibujante-.
Pero resulta que nos quedamos a medias, ya que por otro lado se nos muestran unas casitas vikingas con sus fachadas que terminan en forma de cuerno o a los valientes guerreros con ropa de verano en medio de ventiscas o pisando la nieve; Kodran, el primogénito, va a todas horas con el torso desnudo y, digo yo, que aunque alguna bebida o similar pueda transformar a un hombre en un terrible berserker, en algún momento debería volver a una dieta más convencional o abrigarse con una convencional piel de oso al menos.
El poblado parece estar habitado por zombis, porque entre las chozas hay poca actividad de la vida cotidiana –luchas aparte-: no hay una empalizada de defensa, ni un corral con gallinas o un triste gorrino.
No quisiera dejarme el fiestón que se monta en la aldea tras el regreso victorioso de los guerreros, donde se golpea al bardo, se bebe hasta perder el sentido y, mientras uno bebe hidromiel o cerveza en un cuerno –esto sí que es realmente original-, el comensal de al lado está en plena faena con la esposa o la esclava que pasaba por allí. No confundamos las cosas. A mí no me escandalizan estas escenas, simplemente me parece que en lugar de mostrarnos una celebración de valientes normandos estamos ante una juerga de machotes maleducados.
Gráficamente se percibe un abandono de los fondos (el color de Joan Fuster aporta bastante poco en cuanto a volúmenes o luces, pero al menos recubre unos fondos demasiado desnudos), se huye de las viñetas panorámicas y se abusa de los medios y primeros planos. Todo ello hace que el resultado final sea nada vistoso y bastante asfixiante.
Las situaciones y las escenas planteadas no son por tanto creíbles, los enfrentamientos violentos son en muchas escenas confusas y el erotismo carece de elegancia.
La sensación que me produce es de haber visto una película de serie B, en la que aparte de malos actores no había cuartos para un atrezzo mínimo o para exteriores decentes. Al tratarse de un cómic la comparación no debería servir, entonces me vienen a la cabeza ideas como trabajo apresurado, descuidado, como realizado con pocas ganas.
Así pues, los detalles –dibujados o narrados- ¿hacen bueno un relato? Por supuesto que no, pero su papel es ayudar a que la historia sea más redonda, contribuir a su credibilidad, porque sin una atmósfera adecuada, la historia deberá ser muy, muy buena para atrapar al lector. Como apuntaba George R.R. Martin antes del prólogo de “Juego de Tronos”: “dicen que en los detalles está el demonio”.
Como esto no deja de ser una opinión (bastante inmisericorde), os dejamos con el enlace de la reseña realizada por PAblo de El lector impaciente –con el que coincido en gustos prácticamente siempre-, donde podéis leer una visión distinta sobre esta lectura.
3 comentarios:
Yo no llegué a leerla, principalmente por culpa de esta última moda imperante de no entintar... con el color informático encima del lapiz casi ni se nota, y todo lo que nos ahorramos! Pues lo siento, yo no estoy de acuerdo. Le da un aspecto sucio y descuidado que no me gusta. Me pasó lo mismo con el Sueños de Coraline de Dodson. Y mira que las historias de vikingos me llaman mucho la atencion, y conozco a Pere, el dibujante, pero no he sido capaz de comprarlo. Y viendo esta critica menos!
A pesar de que el comentario te ha quedado durillo. He de decir que básicamente estoy de acuerdo en prácticamente en todo.
Para mi también fue un poco decepcionante.
Quizás las expectativas tan grandes tuvieron con la que pillamos este comic tienen su parte de culpa.
Un saludo.
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