viernes, mayo 18, 2012

CRÓNICA: 30è SALÓ DEL CÒMIC DE BARCELONA (y II): Las Exposiciones

Un año más el Saló del Còmic de Barcelona ha cerrado sus puertas dejándonos con ganas de más. De más días para conseguir más firmas, de más días para disfrutar del montón de exposiciones que la organización del Saló había previsto este año con motivo de la conmemoración de su 30 aniversario. Como suele ocurrir, también en esta ocasión visitar las exposiciones ha marcado un ritmo distinto a la ingente cantidad de horas que durante esos días pasamos dentro del palacio número 8 de la Plaza de España, permitiéndonos dar marcha atrás en el espacio y en el tiempo y retornar por un momento a la plácida infancia y a la agitada juventud. El primer día te dedicabas a recorrer los estands y a aprovechar el tiempo tratando de ver las exposiciones que casi siempre estaban llenas de niños en plena visita guiada, así que, de paso, podíamos atender las explicaciones de los guías que suelen ofrecer información que generalmente desconocemos y que, por descontado, se agradece.


De todas formas, mejor empezar por el principio. Y el principio estaba en la entrada y en una inmersión profunda en el mundo de los superhéroes, porque, de hecho, en cuanto accedías al Saló te encontrabas de golpe con un skyline de edificios dominados por ellos. A la derecha, la sede del Daily Bugle cobijando la de "Spider-Man: 50 años lanzando redes", una exposición única, preparada por Ficomic y Marvel Comics, que, junto a la nueva serie de animación (Ultimate Spider-Man) y la película que llegará a las pantallas el próximo mes de julio (The Amazing Spider-Man), está previsto que sirva para conmemorar el 50 aniversario de uno de los personajes más conocidos del Universo Marvel desde que fuera creado por Stan Lee y Steve Ditko y apareciera por primera vez publicado, en agosto de 1962, en el número 15 de la colección Amazing Fantasy: Spiderman.



Por una parte, reproducciones de viñetas a color de ese primer comic-book y de otras tantas de series como Marvel Knights: Spider-Man, Spectacular Spider-Man Magazine, The Amazing Spider-Man, Spiderman: Clon Saga o Spiderman with Great Power, que nos mostraban los orígenes de Spiderman desde que el joven Peter Parker fuera picado por una araña radioactiva y su cuerpo asumiera las características propias de los arácnidos, mientras trataba de proteger su verdadera identidad tras un disfraz adaptado a su condición de hombre araña; poderes que utilizará para luchar contra los villanos (El Duende Verde, Doctor Octopus, El Buitre) que irrumpen en su vida cotidiana, haciéndole vivir trepidantes aventuras en las que sin quererlo se verán involucrados sus familiares (sus tíos Ben y May), su círculo de amigos (Flash Thompson, Robbie Robertson, Glory Grant o Harry Osborn), sus amigas especiales (Liz Allan, Betty Brant, Gwen Stacy o Mary Jane Watson), su trabajo en el Daily Bugle e incluso su Jefe, el irascible J. Jonah Jameson.




También tuvimos ocasión de conocer a los otros Spiderman, clones y parodias del auténtico, como Kaine; Ben Reilly, Araña Escarlata; Miguel O'Hara, el Spiderman 2099; Peter Porker, Spider-Ham; Spiderman Zombie o la Spider Girl, y sus diversas incursiones en la gran pantalla con San Raimi o en el mundo de los videojuegos. Por otra, las páginas y portadas originales, en blanco y negro y a color, de los artistas que durante estos cincuenta años han contribuido al peculiar grafismo del personaje, dibujando los guiones de Lee, Gerry Conway, Roger Stern, Chris Claremont, Larry Lieber, David Michelinie, Tom DeFalco, Bill Mantlo, Peter David, Bob Layton, Dan Slott o J. Michael Straczynski, gracias a las cuales pudimos ver cómo ha ido evolucionado el personaje a lo largo de los años, desde los primeros dibujos de John Romita Sr., el sucesor de Ditko en The Amazing Spider-Man, a los de Gene Colan, Ross Andru, Sal Buscema, John Romita Jr., Rick Leonardi, David Finch, John Byrne, Tony Harris, Ron Garney, Mark Bagley o Humberto Ramos, ya fuera en comic-books, en las tiras diarias y páginas dominicales que Fred Kida dibujaba en los 80 o en los cromos que Greg y Tim Hildebrandt ilustraron al óleo en los años 90 para la colección The Marvel Masterpieces.




Junto a ellos, los trabajos de los autores españoles que ya forman parte de la historia de Spider-Man y cuyas páginas pudimos ver también en la exposición: Ramón F. Bachs, Pasqual Ferry, Salvador Larroca, Marcos Martín, Juan Román Cano, Pere Pérez o Rafael López Espí, que ilustró las portadas de las ediciones españolas de Vértice



Volviendo otra vez al principio y mirando hacia la izquierda, el símbolo de Batman se proyectaba en otro skyline, nocturno en esta ocasión. Allí, predominando sobre el fondo negro, estaba "Bienvenidos a los New-52", una exposición que celebraba el lanzamiento de la nueva línea de cómics de DC en España por parte de ECC Ediciones y mostraba al público las espectaculares portadas y páginas originales, a lápiz y entintadas, del primer número de cada una de las series con las magníficas reinterpretaciones y nuevas versiones que de los superhéroes clásicos están haciendo creadores como Scott Snyder y Greg Capullo (Batman), Grant Morrison y Rags Morales (Superman), Gail Simone y Ardian Syaf (Batgirl), Geoff Johns y Jim Lee (Liga de la Justicia), y también las de autores españoles que llevan años trabajando para DC Comics: Jesús Merino (Superman, con George Perez), Vicente Cifuentes (Batgirl, con Gail Simone y Ardian Syaf), CAFU (Grifter, con Nathan Edmondson), Fernando Pasarín (Green Lantern Corps, con Peter J. Tomasi y Scott Hanna), Mikel Janín (Liga de la Justicia Oscura, con Peter Milligan), Fernando Dagnino (Resurrection Man, con Dan Abnett y Andy Lanning), Guillem March (Catwoman, con Judd Winick), Francis Portela (Legión de Superhéroes, con Paul Levitz), Jesús Saiz (Aves de presa, con Duane Swierczynski), Miguel Sepúlveda (Stormwatch, con Paul Cornell). Un interesante catálogo que recogía el material de la exposición, confeccionado por los nuevos editores de DC, podía conseguirse con la participación en las actividades programadas en su estand durante el Saló



Una de las exposiciones más entrañables fue sin duda la que conmemoraba los "50 años de Cavall Fort", la revista nacida para promover el aprendizaje del catalán en una época en la que se prohibía su uso en las escuelas y que, para facilitar y hacer más atractiva la lectura a los más pequeños, optó por incluir en ella páginas de cómic, a pesar del rechazo de muchos que lo consideraban de categoría inferior.




Se pretendía conseguir una revista moderna y de calidad que siguiera los parámetros europeos, de manera que se tomó como modelo a la revista Spirou y a la Editorial Dupuis, y así, traducidos al catalán, sus lectores conocieron por primera vez el cómic franco-belga a través de las series de personajes tan conocidos como Johan y Pirluit, Tomás el Gafe, Gil Pupila, Aquiles Talón o Los Pitufos, que estaban triunfando en Europa. Sin embargo, Cavall Fort sirvió también para dar a conocer las historias y los personajes de autores nacionales, cuyo nombre acabaría asociado por siempre a la revista desde su aparición en diciembre de 1961, como Jep i Fidel, de Madorell, Pitof de Joan Granero, Ot el Bruixot de Picanyol, o Pesquis i Baliga de Viladoms.




De cómo ellos y otros tantos como ellos han hecho posible que la revista siga editándose después de tantos años trataba esta exposición que nos mostraba los trabajos originales de los autores, su correspondencia con las páginas y contraportadas, en blanco y negro y a color, que aparecieron publicadas en su día, dibujados con los estilos más distintos y contando historias de las más variada temática, ya fuera en tiras regulares, historietas breves o largas series que se publicaban en episodios (como Les aventures de Pere Vidal, de Joaquím Carbó y Madorell), que igual se decantaban por retratar situaciones cotidianas, como optaban por el humor, el simbolismo y el surrealismo, la fantasía y el futuro (Món de Mumerons, de Esther Prim y Marta Balaguer; Ornis de Quim Bou; Bet i Bop. Els pirates de l'espai de Pineda Bono), el misterio (el detective Maurici Bonull de Marc i Pep Brocal), la recreación histórica (aunque llena de anacronismos, como los que nos mostraban las páginas de El cavaller Crispí de Francesc Bofill, El timbaler Sard de Joaquim Ansón, Rocaguinarda de Oriol Garcia i Quera, De Balaguer a Kum-Ram de Maria Novell y Manel, Les aventures de Pere Vidal de Joaquim Carbó y Madorell, o Joanot el trobador de Andreu Martín y Mariel Soria) o la literatura, como las adaptaciones de Tirant lo Blanc, de Joanot Martorell, La revolta dels animals, de George Orwell, El misteri del general Smith, basado en un cuento de Edgar Allan Poe, La princesa de la lluna, una adaptación de una leyenda japonesa, que tuvimos ocasión de ver colgados en aquellos llamativos paneles de vivos colores. 




Junto a ellos no podía faltar la publicación mensual El Tatano, el Cavall Fort de los pequeños, nacido en 1990 e independiente desde 2006, que iba destinado a los primeros lectores, con La Ratona, de M.ª Ángeles Ollé y Roser Capdevila, La Rita Pinyada, de Marta Balaguer y Cristina Losantos, En Pere sense por, de Albert Jané y Viladoms o En Micós, de Roser Ros y Francesc Rovira, a cuyos ilustradores conocíamos gracias a sus trabajos en el campo de la literatura infantil. 



Los Premios del Saló del año 2011 tuvieron también su reconocimiento a través de las exposiciones. La mejor obra y el mejor guión de autor español recayeron en esta ocasión en la misma persona, Paco Roca, por El invierno del dibujante, publicado por Astiberri. El premio al mejor dibujo de autor español fue a manos del inigualable Juan Guarnido por el Blacksad nº 4: El invierno, el silencio, publicado por Norma. Los dos compartían espacio junto a la cafetería, uniendo en una larga pared "El Arte de Blacksad" y "Un dibujante en pijama". Ambas exposiciones seguían un esquema similar al mostrar el proceso de elaboración de portadas y páginas completas (los bocetos de personajes, los lápices, los entintados, el color, el story-board). Una manera interesante de dar a conocer al público asistente la forma de trabajar de estos extraordinarios autores. Mientras Guarnido hacía un repaso a la saga de Blacksad sobre un panel repleto de bocetos y del estallido colorista del Mardi Gras, Paco Roca nos mostraba su visión de la vida de un autor de cómics, contada a través de El invierno del dibujante, Memoria de un hombre en pijama -la serie que durante año y medio aparecía los domingos en el diario Las Provincias- y Emotional World Tour -un diario de los bolos que hizo con Miguel Gallardo-, su forma de escribir un guión e incluso la promoción del cómic una vez publicado. 



Magnífica, como suele ser habitual, la puesta en escena alrededor de la exposición dedicada al Gran Premio del Saló, Jordi Longarón, que nos metía de lleno en el espíritu de sus Hazañas Bélicas. Una buena manera de mostrar al público la trayectoria profesional de este ilustrador nacido en Barcelona en 1933, al que muchos recordábamos como como autor de la imagen del soldado que aparece en las portadas de los cuadernos de la serie Hazañas Bélicas, que dibujaba Boixcar y publicaba Ediciones Toray, imagen que acabaría por convertirse en el icono gráfico de una época y de un género.




En la exposición, pruebas de imprenta originales del soldado, adaptaciones del logotipo a los diferentes formatos de la serie, las interpretaciones que sobre él se han ido haciendo o páginas originales de la que fue su última historieta -Retirada en Birmania- aparecida en 1956, pero también del trabajo inédito en nuestro país que realizó entre 1970 y 1973 para el mercado americano: las tiras de prensa del Chicago Tribune Syndicate de la serie creada por Jim Lawrence, Friday Foster, protagonizada por una exmodelo afroamericana que trabaja como asistente de un fotógrafo de moda, una serie que contaría con una adaptación cinematográfica protagonizada por la emblemática actriz Pam Grier en 1975 y que se caracterizaba por la intriga, el glamour y estética Pop que Longarón supo retratar como nadie, no en vano su trabajo mereció el reconocimiento por escrito de Milton Caniff. Allí estaba la felicitación, debidamente enmarcada para la ocasión entre sus originales. También de color sería el Inspector Jonás, protagonista de la serie Ronde de Nuit, publicada en la revista francesa Pilote.



Aunque gran parte era en blanco y negro, su dominio del color era espectacular, como bien pudimos ver en la muestra, sobre todo en lo referente a las cubiertas de novelas, ya fueran del oeste, de temática romántica o relatos desarrollados en ambientes historicistas, llegando a ilustrar más de doscientas portadas para la editorial Mondadori. En los western, concretamente, se documentaba previamente con fotografías que él mismo conseguía en el estudio de rodaje de películas del oeste que había en Esplugues de Llobregat. Una interesante retrospectiva de un artista detallista hasta en el proceso de elaboración de sus portadas, en las que predominaba el componente épico y la ambientación.



También nos pasamos por las exposiciones de los otros premios de la pasada edición del Saló, la dedicada a David Sánchez, Premio Josep Toutain al autor revelación, con las páginas a lápiz y las viñetas a color de sus dos sorprendentes trabajos: Tú me has matado y No cambies nunca, así como la que protagonizaba El Naufraguito, elegido el Mejor Fanzine del año 2011, con una recopilación de números publicados y de originales de algunas de las portadas de este fanzine que lleva publicándose desde 1989.




Otras exposiciones, como la de "Un puente hacia Angoulême", que celebra los 26 años de viajes de l'Escola Joso hacia el Festival de la BD por excelencia, y la "Malefic Time" ya tuve la suerte de verlas con anterioridad, en una ubicación más adecuada -la Cámara de Comercio de Angoulême- en la última edición del Festival de la BD de dicha localidad y el pasado Expocómic, respectivamente, si bien la dedicada a la última obra de Luis y Rómulo Royo era un tanto distinta, ya que contaba con algún que otro cuadro de gran tamaño que no vimos en Madrid. Os remito a los comentarios que sobre ellas hice en su momento (aquí y aquí). 




Aunque en una ubicación un tanto decepcionante, teniendo en cuenta las dimensiones del Saló este año, "Moebius Inside/Outside" se nos hizo corta, demasiado quizás, ya que esperábamos más para una trayectoria profesional tan larga y fascinante como fue la de este revolucionario de la historieta.




Aún así, pudimos admirar las páginas originales de uno de los mejores álbumes de Blueberry, Chihuahua Pearl, todo un prodigio de detalles en que acababan convertidos los guiones de Jean-Michel Charlier en manos de Jean Giroud, sorprendernos con las ilustraciones a color de algunos de los conocidos personajes de Moebius, las de blanco y negro de El garaje hermético, con la página a color de L'homme est-il bon? o la magnífica serigrafía de Starwatcher IV y, sobre todo, maravillarnos con las diografías de Arzak el vigilante, tanto con las pertenecientes al álbum ya publicado en 2010 como con las de su nuevo e inédito proyecto.




Tras una pequeña muestra de sus diferentes trabajos con cristales, una pequeña reseña, contada por Dominique Mirabeau, de sus estancias en España, ya fuera para asistir en cuatro ocasiones al Saló del Còmic, o con la excusa de exposiciones, conferencias y presentaciones de sus trabajos en Madrid, Sevilla o Barcelona.




Y, a continuación, toda una pared de la exposición la constituían exclusivamente los homenajes que dibujantes de cómic españoles, como Jesús Alonso Iglesias, Kike Benlloch y José Domingo, Garcés, Max, Joan Mundet, Quim Bou y JuanAn, Montse Martín, Rubén Pellejero, Laura, Perditah o Pere Joan, entre otros, a los que se posteriormente se añadiría el ofrecido por Enrico Marini, dedicaron al gran maestro tras su fallecimiento el pasado mes de marzo. 



En todo Saló que se precie hay siempre una exposición clave que por su temática siempre nos hace volver atrás a través del tiempo, sólo aunque sea con el pensamiento. "Robots en su tinta" va de todo eso, de cómo aquellos seres artificiales surgidos en origen por los avances tecnológicos de la mecánica en el siglo XVIII, capaces de realizar movimientos, que se regían por las estrictas leyes de la robótica y tan ligados estaban a la ficción, han acabado siendo los protagonistas de nuestros tebeos (desde los primeros, porque ya aparecían en Los inventos del tebeo, de Ramón Sabatés, El autómata Sharp de Benejam o el Profesor Franz y su elefante Titán; en El Capitán Trueno de Víctor Mora y Ambrós, o el Superlópez de Jan y mucho más próximos como los que dibujan Santiago Valenzuela, Munuera, Man, Carlos y Rubén del Rincón o Tanino Liberatore). También los robots acaban viéndoselas con los superhéroes, como pudimos ver en las páginas originales de David Baldeón y Jordi Tarragona, Juan Román Cano Santacruz y Juan Carlos Cereza, Jesús Saiz, Gene Colan, Pere Pérez, Jack Kirby, Bob Layton, Esteve Epting o Rick Leonardi



Los robots eran la estrella en los libros de ciencia ficción que leímos (Yo, robot o Robot e Imperio, de Isaac Asimov; 2001, una odisea espacial de Arthur C. Clarke, o Fábulas de robots de Stanislaw Lem) y en las películas que pudimos ver (Metrópolis, A.I., Eva, Matrix, Transformers, Iron Man, Robo Cop, Terminator, Wall.e, Robots, Star Trek o Galáctica); de las series y películas de animación que nos tenían horas frente al televisor, como la del gigantesco robot ideado por el profesor Kabuto, Mazinger Z, creado en 1972 por Go Nagai -a quien tuvimos la suerte de ver el Saló- o Doraemon, el gato-robot cósmico de color azul, amigo del niño más torpe que se conoce, Nobita, personajes creados por Hiroshi Fujimoto y Motoo Abiko. Junto a ellos, Astroboy, el niño robot construido por el profesor Tenma para sustituir a su hijo fallecido, ideado por Osamu Tezuka en 1952; el robot de combate Gundam, de Yoshikazu Yasuhiko, pilotado por el joven Amuro Ray y los robots que juegan un papel primordial en El castillo en el cielo, una película de fantasía de Hayao Miyazaki.



La galería de robots recogía los trabajos temáticos realizados por una selección de autores, como Paco Roca, Pilarín Bayés, Javier Mariscal, Laura, Juste de Nin o Miguel Gallardo, muchos de los cuales acabaron “manipulando” para la ocasión a sus propios personajes hasta convertirlos en peculiares autómatas, como ocurrió con La tetería robótica del oso malayo de David Rubín, Feijoo de Seguí, Joyce de Zapico, Ott de Picanyol, Orn de Quim Bou, Dieter Lumpen de Rubén Pellejero, la parejita de Manel Fontdevila, Pesquis i Baliga de Viladoms o Jade de Ana Miralles.



Para terminar, no podía haber nada mejor que disfrutar de la exposición dedicada a los "35 años de Star Wars, Droides de las Galaxias", con figuras de pequeño y gran tamaño de los personajes que aparecen en las seis películas de la saga de George Lucas, con las magníficas ilustraciones de Sanjulián, Manuel Pérez Castro y Víctor G. Prats; las páginas originales de la serie Star Wars que Ramón F. Bachs dibuja para Dark Horse; las versiones que han hecho Enrique V. Vegas, Cels Piñol, Kiko da Silva o Jesús Martínez del Vas; una recopilación de las portadas de los comics-books publicados por distintas editoriales, así como las que Rafael López Espí hizo para la Editorial Bruguera




Así pues, gran parte del Saló estaba invadida por aquellos autómatas que hacían las maravillas de los visitantes, convirtiéndolo por una vez en un parque temático de robótica más que en el lugar ideal dónde ver y comprar tebeos (la frase no es mía, la he tomado prestada, espero que a su autor no le importe demasiado).



Si una exposición llamaba al sosiego y a la calma en los bulliciosos días del Saló era la dedicada al primer gran clásico de la historia del noveno arte: "Litte Nemo", creado por Winsor McCay y publicado en 1905 en la edición dominical del periódico New York Herald.




Una tranquilidad más que engañosa, ya que, mientras una luna sonriente nos invitaba desde lo alto a encontrar cobijo en aquel pequeño reducto de límites marcados por cajas de cartón con la imagen icónica del pequeño protagonista y los personajes que le acompañan en sus correrías por el País de los sueños, lo que hacíamos era meternos de lleno en el fantástico mundo de la imaginación desbordante de un hombre increíble.




Allí estaba ante nuestros ojos, la trayectoria profesional de Winsor McCay en la prensa desde que en 1889 comenzara a trabajar para la revista Life y acabara siendo un pionero del cine de animación: Ilustraciones, dibujos publicitarios y políticos, caricaturas y páginas de cómic de diferentes series que aparecerían en las páginas dominicales del New York Herald (Little Sammy Sneeze, Dream of The Rarebit Fiend y Little Nemo in Slumberland) primero y las del grupo editorial de William Randolph Hearst (Little Nemo in the land of wonderful dreams) después, que son las que le harían famoso, y de las que se harían múltiples adaptaciones. 




En blanco y negro y a color, aquellas paginas de gran tamaño desbordaban surrealismo y riqueza narrativa, con espectaculares arquitecturas y fantásticos paisajes, poblados de extraños personajes que tan pronto vivían horrendas pesadillas, como dulces y maravillosos sueños de los que Little Nemo despertaba siempre de manera traumática en la última viñeta.




Como siempre, y para terminar, recordar las exposiciones de los trabajos de jóvenes promesas del cómic, ganadores y seleccionados de los premios convocados el pasado año: los Premios Injuve para la Creación Joven 2011 en la modalidad de Cómic e Ilustración convocados por el Instituto de la Juventud, para Pablo Roa y Pau Vall; la III Beca Carnet Jove 2011 Conecta't al Còmic, que obtuvo Cristina Bueno Arnella; el concurso de cómics Ciutat de Cornellà, que ya cuenta en su haber con 28 ediciones, cuyo premio recayó en manos de David Garrido García, así como la exposición de los finalistas del concurso de creación de cómics “Los robots del futuro”, organizado por Ficomic y el Departament d'Ensenyament de la Generalitat de Catalunya dentro del plan de impulso de la lectura y dirigido a estudiantes de ciclo medio y superior de primaria y de la ESO.




Tampoco queremos dejar de mencionar la obra que se podía ver de varios artistas chinos, entre ellos Chen Weidong, Benjamin, Lotulist y Andy Chen (que acudían como autores invitados al Saló), en el espectacular stand-exposición que tenía montado China como país invitado al 30è Saló del Còmic de Barcelona. Un país inmenso con grandes autores, cuya obra aún nos llega a contagotas a nuestro país. 




Por si no habéis tenido bastante, os diré que el año que viene (del 11 al 14 de abril de 2013) habrá más, muchas más, y mejores. Seguro.

3 comentarios:

EduXavi dijo...

Este año la calidad de las exposiciones fue bastante aceptable. Teniendo las interesantísimas de "Spider-Man" y "The New 52", con magníficos originales, y la exposición central del Saló, con una buena muestra de todo lo relacionado con los 'robots' (aunque habría deseado que la parte dedicada a "Star Wars" fuera más extensa, con más originales sobre los cómics de la saga y más merchandising), yo destacaría sobretodo dos entre todas las exposiciones: las mágníficas ilustraciones de Longarón y sus "Hazañas Bélicas" y la entrañable y con estupedos originales de "Little Nemo".
Y de la que había esperado más de lo que realmente se vio es la de Moebius, aunque la premura en organizarla puede justificar lo 'pobre' que resultó a mi entender, cosa que seguramente subsanarán el año que viene con la exposición que se prevé sobre "Arzak" y su obra... y ya de paso esperemos ver también una exposición dedicada a la labor editorial de Josep Mª Berenguer, con "El Víbora" como eje central de la misma.

moteles en cali dijo...

Que buena exposicion! me encanta todo...felicidades

Alex Ruiz dijo...

Excelente crónica. Sobre la exposición del nuevo cómic chino me permito recomendar http://lineaclara.tumblr.com/post/22702278961/china-esta-aqui-y-nada-va-a-ser-igual-o-por-que-el

y sobre el Salón en general: http://lineaclara.tumblr.com/post/22434617062/una-cronica-del-salon-del-comic-en-3-cs-clasicos

y

http://lineaclara.tumblr.com/post/22576407836/revista-de-prensa-cuatro-dias-del-salon-del-comic-de

@AlexRuizPosino