lunes, octubre 13, 2008

YO MATÉ A ADOLF HITLER de Jason

Tomo en rústica con solapas, publicado por la Editorial Astiberri.

Ganador de un premio Eisner 2008.
Elegido como uno de los mejores libros de 2007 por Publishers Weekly.
Nominado a los premios Esenciales del Festival de Angoulême 2007.

Parece mentira cómo, poco a poco, nos estamos acostumbrando a que se vayan llenando las estanterías con autores con los que sería muy fácil apostar en contra, pues suele ser difícil el que consigan pasar de la habitual obra de tanteo o, como mucho, si alguna de sus obras es premiada, obtenga ese pequeño pedazo de fama, secundado con una habitual subida en las ventas que difícilmente se podría conseguir de cualquier otra forma. Todo esto viene a cuento debido al complicado y competitivo mercado que hay actualmente en el mundo del cómic generado, sobretodo, por la gran cantidad de títulos que se encuentran actualmente disponibles mensualmente. Quizás las obras de los autores independientes suelen ser las más premiadas y reconocidas y, por tanto, mucho más perennes que las que sufren el impulso por otros medios, pero uno siempre tiene la sensación que ciertos autores, como lo es en este caso Jason, están siempre al borde de esa fina línea difícilmente sostenible para su continuada publicación. Uno intuye que por ahí deben ir los tiros, pero lo que a estas alturas es indiscutible es que este autor noruego está respaldado por un número suficiente de seguidores que han conseguido que, a estas alturas, se esté publicando en nuestro país su quinta obra y esté ya en preparación otra de la que únicamente conocemos su título El último mosquetero.

Yo maté a Adolf Hitler es una historia en la que el dictador sirve como catalizador de una serie de giros en la vida de los dos protagonistas que se nos son presentados en esta historia. Pero, ¿qué harías si en el día de hoy tuvieses la oportunidad de viajar en el tiempo y matar al más odiado dictador de todos los tiempos antes de su subida al poder, para así cambiar la historia completamente, tal y como la conocemos? Y claro, rápidamente pensaréis que ésta es una situación que se debe de haber planteado en multitud de ocasiones en la literatura. Hasta aquí, nada nuevo en el horizonte. Pero Jason vuelve a demostrar que él siempre consigue aportar unos pequeños detalles que hacen que sus historias tengan ese punto distinto, a pesar de premisas o tramas un tanto ya explotadas. Y quien dice Hitler, puede pensar en cualquier otro nombre y aplicar la misma directiva. Ya me entendéis a qué me refiero.

Lo primero que le viene a la mente de uno es cómo acabará eso del viaje espacio-temporal, en el caso que funcione. Y, si es así, ¿como voy a conseguir llegar hasta él y no morir en el intento? Y claro, aparece la pregunta del millón, ¿seré capaz de hacerlo? Pues bueno, os puedo decir que un planteamiento tan obvio en manos de este autor es capaz de pasar completamente desapercibido en el fluir de la historia. Todo tiene una explicación: saber montar con habilidad la trama y los roles de cada uno de los personajes, encajarlo todo y que vaya fluyendo con naturalidad en la historia. La trama se va haciendo a sí misma a medida que vas avanzando, con esos giros siempre presentes a los que últimamente nos tiene acostumbrados el autor y que marcan el devenir de la historia. Tampoco hay que olvidar los brillantes diálogos acompañados de una composición aparentemente sencilla, pero que esconde mucho más de lo que parece. Con ese dominio del tempo narrativo, con esos cambios de escena que siempre son una seña de identidad en este autor, con esa especie de ruptura que hace siempre que la inercia en la trama vaya fluyendo por distintos caudales a los en un principio esperados. Jason es un maestro en todo esto y en cómo es capaz de dejar en el aire esos silencios narrativos que tan fácilmente se amoldan al continuará de la trama.

Pero, a pesar de todo lo anteriormente dicho y por poner un pequeño pero, ésta es quizás menos exquisita en su contenido que su anterior obra No me dejes nunca (pinchad aquí para leer el post que hice sobre esta obra), dejando de lado esa búsqueda reflexiva sobre los distintos estilos literarios que tenía su anterior obra, traducidos en los distintos recursos narrativos del cómic y que daba pie a unas magníficas reflexiones sobre el lenguaje del cómic.

Dibujo realizado por Gonzalo Vázquez

No obstante, Yo maté a Adolf Hitler sigue desprendiendo como siempre esa naturalidad tan intuitiva que tiene Jason de plasmar sus historietas, siendo esto algo que sus seguidores siempre le agradeceremos.

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