viernes, octubre 10, 2008

CRÍTICA: SUPEROSO Y SU AMIGO de Mike Kunkel

Dentro de la tradición de grandes clásicos como puede ser ya el Calvin & Hobbes de Bill Watterson, o de toda una serie de tiras de prensa o historietas donde las mascotas del niño-protagonista de turno tiene el don del raciocinio e, incluso, el de la palabra (el Peanuts de Charles M. Schulz) o las del protagonista no tan niño (el Garfield de Jim Davis, el Citizen Dog de Mark O’Hare o, incluso, el Liberty Meadows de Frank Cho...), Dolmen Editorial nos ofrece otra pequeña perla dentro de este género de historias, en este caso dejando ya aparcado el desarrollo y publicación típico de los comic strips, donde un niño, el joven Tyler, y su osito de peluche son los protagonistas en las aventuras de SuperOso y su amigo y cuyo autor es Mike Kunkel.

Herobear and the Kid es una preciosa historia de un niño, Tyler, que recibe como herencia a la muerte de su abuelo un pequeño osito de peluche y un antiguo reloj de bolsillo. Mientras intenta integrarse a su nueva vida junto a su hermana pequeña Katie en la nueva casa que han heredado sus padres (con mayordomo incorporado, Henry, muy a lo “Alfred”) y en el nuevo colegio donde tendrá nuevos amigos, nuevos enemigos y, naturalmente, un nuevo amor, no parará de darle vueltas y más vueltas para intentar entender por qué le dejó su abuelo como legado un osito de peluche a un niño “adulto” como él (¡¡¡de sólo 10 años!!!) y un reloj de bolsillo que, encima, no funciona.

Pero no todo es lo que parece, ni el osito es un simple peluche, ni el reloj sólo sirve para marcar las horas, habiendo otros muchos misterios que quedan en el aire en este primer tomo que se vislumbra, como ya hemos dicho, como una obra que va más allá de un publico infantil-juvenil y que seguro que nos sorprenderá más de lo que por ahora lo ha hecho. Un halo de misterio y de peligros inminentes, con mucha acción, envuelve esta obra como tienen que tener las buenas historias de superhéroes, donde los “buenos” deben de vencer a los “malos”, pero yendo más allá de un simple cómic de superhéroes al uso y donde Tyler, sin comerlo y beberlo, va a tener un poderoso aliado muy especial de más de tres metros de altura que le hará vivir mil y una aventuras aún por descubrir.

Es una historia que reune un montón de cualidades que la hacen perfecta para disfrutar de unos buenos momentos de lectura, tanto para los más jóvenes, como en un primer momento parece que está dirigido, como para los no tan jóvenes.

En primer lugar es una historia fresca y sencilla, contada desde ingenuidad de un niño, pero, eso sí, con una imaginación portentosa (de ahí el guiño que podemos ver homenajeando al Little Nemo de Winsor McCay cuando Tyler deja volar su imaginación “volando” en su cama) y una capacidad para razonar muy avanzada para su edad pero que aún no tiene la capacidad de entender ciertas cosas del mundo de los adultos, sintiéndose a veces un incomprendido, pero que sí que es capaz de tener un sentido del humor, una ironía y un sarcasmo propios de la gente mayor. Tanto si es referente a sus padres como si se trata de sus compañeros de clase, Tyler demuestra una forma de ver las cosas impropias de un niño de su corta edad, con comentarios y pensamientos inteligentes muchas veces cargados de cierta ironía que le permite tener una protección y salir airoso de las situaciones más difíciles, aunque, a veces, no es suficiente para un niño de su edad.

Aunque se trata de una historia fantástica, la sencillez de la misma la hace creíble, y aunque aparezca un Super Oso Polar, la historia está tan bien elaborada que perfectamente creemos que, por qué no, sí puede existir un ser antropomorfo capaz de volar y de tener la fuerza de un oso multiplicada por mil.

El estilo logrado y el diseño de los personajes conseguido por Kunkel es de una belleza realmente exquisita, un verdadero regalo para los ojos, y no lo digo por decir, porque eso fue lo primero que pensé y me impactó ya desde el primer momento que se anunció la publicación de esta obra como al mismo tiempo visitando la maravillosa página del autor, sobre ésta y otras obras, y que es de visita obligatoria por todos: http://www.theastonishfactory.com/. Kunkel hace un fantástica labor a los lápices, como si no llegara a acabarlos y a entintarlos, si no que los deja con un abocetado muy elaborado como si un acabado al carboncillo estuviéramos viendo, jugando perfectamente con la escala de grises para el sombreado y el volumen de los personajes, y usando un solo color, el rojo, para la capa de SuperOso que da la nota de color a esta obra.

En seguida nos damos cuenta de que tiene una perfecta narrativa pulida venida del campo de la animación donde el autor trabaja, con una riqueza de expresiones en los distintos personajes digna de remarcar, consiguiendo todo tipo de efectos con la utilización de toda esta serie de recursos expresivos que dan vida y realismo a los personajes y con toda una serie de planos, perspectivas y escorzos que sirven para que el lector se integre plenamente en la obra y la haga suya.

Y, como anexo extra, el mismo Kunkel nos ofrece al final de este primer tomo una serie de bocetos donde nos explica cómo fue el proceso de creación de estos personajes hasta llegar a los diseños definitivos que son los que ahora estamos viendo nosotros los lectores.

Sólo me resta, para ir concluyendo esta reseña, recomendaros encarecidamente este cómic si lo que queréis es pasar un buen rato y, de paso, volver a ser de nuevo los niños que fuimos cuando éramos capaces de que nuestra inocente y portentosa imaginación fabricara historias alucinantes y fantásticas que nos hicieran sonreír una y otra vez consiguiendo que cada día fuera una nueva y excitante aventura.

Un saludo cordial.

2 comentarios:

Susana dijo...

Tomo nota de la recomendación. Esas historias en las que los amigos imaginarios de hacen reales, son las mejores.

EduXavi dijo...

Seguro que te gustará. Aunque me he dado cuenta que te lo has agenciado ya ;-D