Empezaremos por la exposición dedicada a mostrar a los aficionados originales del autor estadounidense Duncan Fegredo, que debido a la ausencia del autor, podía parecer la más coja de todas. Afortunadamente, tras echar un primer vistazo a lo expuesto, esa impresión cambiaba. Si bien es cierto que algunas páginas pecaban de exceso de anotaciones al margen o correcciones, fue un placer observar algunos de ejemplos de la trayectoria del dibujante, pasando por varios títulos de la serie Vértigo o por otros de parecida tónica como los X-Statix de Milligan y Allred.
Pero, como pude constatar la segunda vez que visité la exposición con mi colega Guillermo y sus compañeros de Nutopía Guillem Marí y Vicente Cifuentes, las páginas que más admiración provocaban eran las correspondientes a la colaboración de Fegredo en el universo del Hellboy de Mignola. Un inteligente uso de los negros, unido a una admirable labor de ambientación y a la apropiación de los dejes mignolianos hasta hacerlos suyos, hacía de esos originales una verdadera delicia visual.
La siguiente exposición estaba situada en el centro comercial El Atrio, y recogía un buen puñado de originales a todo color obra de la encantadora Mariel Soria, con la que tuve el placer de conversar mientras me dedicaba un inolvidable dibujo. Además de algunas páginas para su inmortal creación junto a Manel Barceló, Mamen, se podía apreciar su trabajo en otros campos como el cartel, otras colaboraciones de cómic o el vestuario para representaciones teatrales.
Estos últimos captaron especialmente mi atención, por el buen gusto que denotaban y lo cuidado de su ejecución, a pesar de ser ilustraciones que rara vez serán publicadas. Aparte de esto, la oportunidad de poder apreciar varias planchas de la que lleva siendo durante años la página con mejor ejecución de color en El Jueves resultó verdaderamente gratificante.
Dejo para el final la exposición que más disfruté, aquella dedicada a la obra de Joan Mundet dentro del mundo del Capitán Alatriste, surgido de la pluma de Arturo Pérez-Reverte. El primer motivo de este disfrute, el más subjetivo, es el hecho de que las ilustraciones de esas novelas provocaron en mi adolescencia una admiración que aún hoy sigue intacta.
Obviamente, el motivo más objetivo fue la calidad del material expuesto, desde los impresionantes óleos correspondientes a las portadas de las novelas en su diferentes ediciones, pasando por las ilustraciones interiores a tintas o las páginas del cómic que adapta el primero de los libros, y acabando con unas láminas que ilustran la juventud del célebre capitán. Y como guinda, lo que grabó en nuestra memoria aquella muestra fue la apasionante visita guiada que el autor tuvo la amabilidad de realizar en el mediodía del sábado. La profusión de anécdotas y la meticulosidad de lo explicado, junto con la amabilidad y amenidad que destilaba Mundet resultaron el colofón perfecto para este paseo por las exposiciones avilesinas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario